
Medicina para el alma
- tamaracaurin
- 31 ene 2024
- 2 Min. de lectura

Hoy no iba a hablar de esto. La siguiente entrada en mi blog no iba a ser esta, pero la vida viene así, tal cual.
Para ser sinceros, he estado dándole vueltas a la cabeza sobre escribir aquí lo que en realidad le ha dado un vuelco a mi cabeza hoy, y me ha torcido el día. Tenía hasta el título para la entrada, que iba a ser "Cuando un WhatsApp te condiciona el día". Sin embargo, después de darle unas cuantas vueltas, me he dado cuenta de que todavía no estoy preparada para hablar del tema que habría acontecido a dicha entrada, así que lo dejaremos para cuando lo esté.
Y mientras conducía con eso en la cabeza, condicionada por el mensaje que había recibido, ha comenzado a sonar en la radio (siempre Rock FM, salvo cuando me siento en la obligación de escuchar las noticias) "Can I play with madness?" de Iron Maiden. Y me he dado cuenta de que he comenzado a desconectar y a sentirme mejor.
Es increíble, la verdad. Lleva pasándome toda la vida, desde bien pequeña, y todavía me sorprende lo que la música es capaz de hacer. Cuando algo estaba mal, me refugiaba en la música y todo cambiaba. Me permite desconectar, esconderme, o incluso llorar. Me hace feliz. No concibo la vida sin música, porque la mía siempre ha tenido banda sonora. Crecí escuchando Héroes del Silencio, Revolver, La ELO, Queen, The Boss, Michael Jackson, The Beatles, o El último de la fila. Pero también escuchaba Beethoven, Bach, Chaikovski o Rachmaninov. Por eso, solo es preciso encontrar la pieza concreta para el momento en concreto. Es como si mi cerebro se sintiera liberado, y fuese exactamente eso lo que necesitaba.
De hecho, leí hace mucho tiempo que "Las personas que presentan escalofríos y piel de gallina mientras escuchan música pueden tener una estructura cerebral diferente a las que no. (...) La investigación afirma que aquellos que experimentan esta respuesta fisiológica cuando escuchan música tienen un volumen más denso de fibras que conectan su corteza auditiva con las áreas de su cerebro encargadas de procesar las emociones." Así pues, si sois de los que tiene un tipo de cerebro como el mío, que os pone la piel de gallina cuando escucháis alguna pieza musical en concreto, reflexionad sobre ello, y os daréis cuenta de que sin duda, la música, es medicina para el alma.
Podéis leer el artículo aquí , si os pica la curiosidad.
El rock clásico siempre ahí para levantar ánimos.